Andrea Bega
Los amarres de amor son conocidos en todo el mundo: en anuncios,
conversaciones familiares, foros de internet o incluso en boca
de amigos que han atravesado crisis en su relación. Y no es
casualidad: todas las parejas, en algún momento, enfrentan
dificultades que pueden apagar la chispa inicial, abrir la
puerta a la rutina, la desconfianza, las infidelidades o,
simplemente, a un distanciamiento sin explicación… aun cuando el
amor verdadero sigue presente.
Es precisamente en esos momentos donde muchas personas buscan
una herramienta poderosa y ancestral: el amarre de amor.
Existen diferentes tipos de amarres, cada uno con un propósito particular: desde alejar a terceras personas que interfieren en la relación, hasta limpiar energías negativas que impiden el avance, o asegurar la unión estable y duradera junto al ser amado. En esencia, todos persiguen un mismo objetivo: fortalecer el vínculo entre dos almas que desean estar juntas.
Hoy quiero hablarte de una modalidad muy especial: los amarres pactados. Pero antes de profundizar en ellos, es importante comprender qué los diferencia de otros rituales y por qué son considerados una de las prácticas más firmes y efectivas en el arte del amor.
